lunes, 24 de octubre de 2011

La cuestión sucesoria de Carlos II

Carlos II, también conocido como “el Hechizado”, es el último de los reyes de la casa de los Austrias o Habsburgo, dinastía que reinó en la monarquía hispánica en los siglos XVI y XVII; desde la Concordia de Villafáfila (27 de junio de 1506) en que Felipe I el Hermoso es reconocido como rey consorte de la Corona de Castilla quedando para su suegro Fernando el Católico la Corona de Aragón; hasta la muerte sin sucesión directa de Carlos II (1 de noviembre de 1700), que daría lugar a la Guerra de Sucesión española.
Carlos II nace el 6 de noviembre de 1661, hijo de Felipe IV y Mariana de Austria. A la muerte de su padre, heredó todas las posesiones de los Austrias españoles, reinando en la monarquía hispánica entre 1665 y 1700. Como su padre murió cuando él todavía era un niño, fue su madre la que ejerció la regencia de la monarquía hasta 1675 compartiendo los asuntos de gobierno con diferentes validos: el jesuita alemán Nithard (hasta 1669) y Fernando de Valenzuela. De 1677 a 1679 gobernó Juan José de Austria, enemigo de la reina madre, y posteriormente, hasta 1685, el duque de Medinaceli y el conde de Oropesa.
A la edad de 18 años Carlos II se casó en primeras nupcias con María Luisa de Orleans, hija del Duque Felipe de Orleans, hermano de Luis XIV y de Enriqueta Ana de Inglaterra. Diez años más tarde murió la reina y en 1690 tuvo lugar el segundo matrimonio del monarca con Mariana de Neoburgo, hija del elector Felipe Guillermo del Palatinado, Duque de Neoburgo. Debido a sus acusados problemas de salud, Carlos II no tuvo descendencia con ninguna de sus dos mujeres. Es este hecho el que origina el problema sucesorio que trae como consecuencia el final de la dinastía de los Austrias en España.
El agotamiento biológico de la Casa de los Austrias, era una cuestión que preocupaba seriamente a las cortes europeas por el problema que se abriría en Europa en torno a la sucesión de la monarquía hispánica. La debilidad física del pequeño monarca español ha sido tradicionalmente atribuida a la consanguinidad de su linaje, una práctica que tenía una particular valoración en la mentalidad y la cultura de los hombres del siglo XVI y XVII, ya que el hecho de no mezclar su sangre con otros linajes era un motivo de orgullo más que un problema. La endogamia no sólo constituía una estrategia para mantener unidos y a salvo de disgregación los patrimonios familiares, sino que era también el medio más adecuado para preservar las virtudes y cualidades que adornaban a sus individuos y que entonces se consideraban ligadas a la herencia biológica. Los Austrias nunca ocultaron su satisfacción respecto a ciertos rasgos físicos que se transmitían de generación en generación, como su famosa mandíbula. Pero esta política de alianzas matrimoniales determinó finalmente el progresivo debilitamiento de la dinastía, limitando y condicionando las alternativas sucesorias al trono de España durante la segunda mitad del siglo XVII, y conduciendo a Francia y a Austria, o mejor dicho, a las Casas de Austria y Borbón y a sus aliados, al enfrentamiento armado tras la muerte de Carlos II. Veamos ahora en qué consistió este enfrentamiento.
En un principio, el candidato designado era José Fernando Maximiliano, hijo del elector de Baviera. Al fallecer éste en 1699, vuelve a presentarse el problema de elegir entre el archiduque Carlos, hijo del emperador Leopoldo y biznieto de Felipe III, y Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV y biznieto de Felipe IV. Hubo una involucración total de las principales potencias europeas, teniendo el conflicto dos dimensiones bien diferenciadas. Por un lado, el problema interno al dividirse la Corte en dos bandos; de un lado la reina, respaldada por la Corona de Catilla, el País Vasco, apoyaba al candidato austríaco, el archiduque Carlos. De otro, era Carlos, respaldado por la Corona de Aragón (especialmente Cataluña) quien defendía a Felipe de Anjou pensando que sólo el apoyo de Francia podía asegurar la conservación de la integridad territorial de la monarquía. Por otro lado este conflicto tuvo trascendencia internacional, ya que Francia apoyaba a Felipe de Anjou pero tanto Austria, como Inglaterra y Holanda defendían al aspirante austríaco por miedo a la unión entre Francia y España, hecho que alimentaría la hegemonía francesa en Europa.
Finalmente el monarca decidió mantenerse firme en su creencia y sin ceder a pretensiones dejó escrito en su testamento que el heredero sería Felipe de Anjou, si bien establecía una cláusula por la que Felipe tenía que renunciar a la sucesión de Francia. Un mes después, muere Carlos II, y es este testamento sucesorio lo que origina la guerra de sucesión española, conflicto que duró desde
1701 hasta 1713, aunque la resistencia en Cataluña se mantuvo hasta 1714 y en Mallorca hasta 1715, y que se saldó con la instauración de la Casa de Borbón en España. Fue a la vez una guerra civil entre borbónicos y austriacistas pertenecientes a los reinos hispánicos de Castilla y de la Corona de Aragón, cuyos últimos rescoldos no se extinguieron hasta 1714, con la capitulación de Mallorca ante las fuerzas de Felipe V.

1 comentario:

  1. La entrada está bastante bien en cuanto a contenidos, si bien en algunos párrafos recuerda en demasía a otras páginas de internet.

    Atentamente,

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